EL CONDE LUCANOR, DE DON JUAN MANUEL.

 

Esta entrada está dedicada a la elaboración de una reseña, concretamente acerca de los cuentos del XXXVI al XL de la obra El conde Lucanor.

El conde Lucanor es una obra narrativa perteneciente a la literatura medieval, escrita por Don Juan Manuel entre los años 1331 y 1335. Es una de las primeras grandes obras en castellano y está dividida en 5 partes. La primera parte consta de 51 “enxiemplos” que siguen una estructura muy parecida:

-          Primero, El conde Lucanor cuenta su problema a su consejero Patronio.

-          Seguidamente, Patronio le cuenta una historia de la que se puede extraer un aprendizaje, finalizando con una moraleja.

-          Por último, El Conde Lucanor aplica ese aprendizaje al problema que tiene y puede hallar la solución.

El autor de esta obra, Don Juan Manuel, poseía una gran cantidad de títulos nobiliarios y era una persona con un gran poder dentro del Reino de Castilla. De hecho, era sobrino de Alfonso X “El Sabio” y nieto de Fernando III. Era una persona tan poderosa que incluso llegó a tener un ejército de mil caballeros.


Dando paso a la obra, voy a comentar de forma resumida el argumento de los cuentos del XXXVI al XL:

Cuento XXXVI: El Conde Lucanor estaba muy enfadado por algo que le habían contado y quería vengarse por ello. Su consejero Patronio, al verlo así, le contó la historia del mercader que fue a comprar consejos. Esta historia trata de un mercader que compró un consejo a un sabio y el consejo decía así: cuando te sientas ofendido, no te dejes llevar por la ira hasta que conozcas la verdad. El mercader partió a otras tierras tras dejar embarazada a su mujer, y regresó a los 20 años. Al regresar, vio que su mujer llamaba marido a otra persona. Él recordó el consejo y no actuó con ira. Sin embargo, se dio cuenta de que ese era su hijo y su mujer lo llamaba así por el cariño que le tenía a él, y por lo tanto se dio cuenta de que hizo bien no actuando con ira.

Cuento XXXVII: El Conde Lucanor volvía cansado y herido de una batalla y le volvían a decir que se estaba preparando otra guerra. El Conde Lucanor le comentó a Patronio si debía descansar o no, y Patronio le respondió con lo siguiente:

Fernan Gonzalez acababa de batallar y el rey de Navarra iba a atacar sus tierras. Sus hombres estaban cansados y heridos al igual que él y no querían batallar, pero Fernán González arengó a sus hombres y les dijo que las nuevas heridas les harían olvidar las anteriores y que tenían que defender con honra lo que es suyo. El conde Fernán González y sus hombres ganaron la batalla. Lo mismo hizo el Conde Lucanor, saliendo también victorioso de su batalla.

Cuento XXXVIII: El conde Lucanor dijo a Patronio que quería quedarse en una villa porque allí obtendría grandes beneficios, pero a la vez también iba a correr peligro su vida. Patronio le respondió, como siempre, con una historia. Esta trataba de un hombre que pretendía cruzar un río con muchas piedras valiosas encima. Este hombre comenzó a hundirse por el peso de las piedras, pero a pesar de ello seguía sin soltarlas, por lo que tuvo un final trágico y murió ahogado por su codicia.

Tras escuchar esta historia, el conde Lucanor siguió el ejemplo y dejó su codicia a un lado, lo que le trajo buenos resultados.

Cuento XXXIX: El conde Lucanor estaba enfrentado con 2 vecinos: el más poderoso vivía lejos y el más débil vivía muy cerca; no sabía con cual de los 2 lidiar primero. Patronio le contó lo que le ocurrió a un hombre con los gorriones y las golondrinas. Este hombre quería librarse de los gorriones y de las golondrinas por su ruido al cantar, y cuando acudió a casa de su amigo, este le dijo que su remedio solo servía para uno de los dos. Las golondrinas gritan más y más fuerte, pero vienen dependiendo de las estaciones, sin embargo, los gorriones gritan menos, pero están siempre. El hombre decidió acabar con los gorriones por su cercanía. El conde Lucanor actuó de la misma forma y le fue bien.

Cuento XL: El conde Lucanor quería hacer algo útil para así obtener la salvación de su alma y que todos le recuerden. Patronio le respondió que cualquier buena obra ayuda a conseguir la salvación, y le contó una historia. Esta historia trataba de un general muy enfermo que pidió a 2 frailes que hicieran buenas obras por él, para conseguir su salvación, y así hicieron. Después de unos días, llegó a la ciudad una mujer endemoniada, y los 2 frailes fueron a hablar con ella para ver si tenía información del alma del general. Esta mujer les dijo que su alma estaba en el infierno, porque las buenas obras las tenía que haber hecho en vida y no después de morir como él hizo, cuando ya sus bienes no tenían ningún valor. Por lo tanto, Patronio recomendó al conde Lucanor que las buenas acciones las haga en vida y que toda buena obra será útil. El conde Lucanor tomó el consejo y obró según lo que le dijo Patronio.

Personalmente, he disfrutado bastante leyendo estos cuentos. Considero que se obtiene un gran aprendizaje de cada uno de ellos y son cuentos muy útiles que te hacen reflexionar sobre diversos aspectos. Son enseñanzas que cualquier persona puede aplicar en su día a día.

Es por ello que considero que El conde Lucanor es una muy buena lectura para cualquier lector que le guste la literatura castellana, porque posee léxico para nada complicado y a la vez da a conocer muchos detalles de la vida en aquella época.

 





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